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España. Festival con picadores. Trigueros, Huelva.

Crónica de Cipríano Díaz:

"Los susurros se hicieron clamores"
27/octubre/2008

    TRIGUEROS 26 de octubre de 2008. Festival Benéfico

    Ficha Técnica:

   Reses lidiadas por este orden; de La Prusiana, Arucci, Millares, Villalobillo, Cuadri y Guadaira, descastados y manejables, excepto el de Cuadri, al que se le premia con la vuelta al ruedo en el arrastre, siendo los más deslucidos, los corrido en primero y último lugar, respectivamente.

    Álvaro Montes, rejón (dos orejas).

     Víctor Puerto, media estocada (dos orejas y rabo).

     Salvador Cortés, estocada (dos orejas y rabo).

     Antonio José Blanco, estocada (dos orejas y rabo).

     Pérez Mota, media estocada y dos descabellos (dos orejas y rabo).

     Miguel Ángel Delgado, atravesada con salida y descabello).

     Maravilla triguereña y ausencias añoradas. Era la envolvente de una jornada torera por antonomasia, donde los encuentros entre aficionados, se hace incuestionables, en la luminosa claridad de la campiña, que atrae y atrapa, entre la maravilla del cal blanca y los aromas del mejor pan candeal.

     Y en los encuentros, las grandes ausencias que se añoran, entre el estar y no estar, pero siempre el recuerdo, toma carta de naturaleza y se nos despierta el instinto de atracción, dando forma indeleble de cercanía, a los que no se abrazan en la presencia, pero si en la lejanía.

     Y con el pausado y lento arrastre postrer a la gloria por su expresión y carácter en el ruedo, el de Cuadri abría la esperanza de poder contar y narrar a nuestra siempre querida, respetada y admirada Irene Fernández, todo lo vivido con pensamiento reflexivo y recorriendo sin pausas, en esa distancia de Trigueros a La Plana, ahora más cercana que nunca y más lejana en la intención del encuentro.

     Llegaba su llamada….. ¡Enhorabuena!, ¡te lo estarás pasando muy bien! Fue la llamada al encuentro con lo añorado, y como ayer, sentir es vivir y vivir es morir, y por aquellos susurros, llegaron los clamores. ¡No, Irene! No fue el toro que sentimos, no era la definición de los Cuadri, pero abría una pequeña puerta a la esperanza y a la ilusión.

     Y como me encuentro viviendo estos momentos con profunda veneración a la amistad, ‘y como, no! a la lealtad, no quiero por ello, dejar de manifestar y decirte, que nuestra PEÑA LA DIVISA, fue un caudal de entrega sin renuncias, logrando con su abnegada actitud, el engrandecimiento de todo lo que ocurría en torno al festival de Trigueros.

     Puedes sentirte orgullosa de ellos, Juan Esteban, Ramito, Ángel, Antonio Abad, Nicolás, Manuel Telesforo y todos los que en este momento no llegan a mi mente, los que hicieron posible el gran milagro. De verdad que merecen ser, todos ellos y el cuerpo social, los grandes triunfadores de un fin de semana grandioso, de la maravilla triguereña en torno a la Fiesta Nacional.

     Y quiero seguir contándote, lo que ocurrió en el ruedo, ya que si no fuera así, faltaríamos a la gran historia, que justifica nuestro exordio preambular, como justificación de tu ausencia.

     En este tipo de festejos, no quiero ser justiciero, pero si agradecido en nombre de nuestra Peña La Divisa y la de todos sus componentes, donde nos encontramos, para recordar los pasajes de mayor torería de los vividos en la tarde otoñal, con sabores a mosto de vino nuevo, y alta temperatura canicular.

     Abría el joven Álvaro Montes, que se estrellaba, a pesar de su entrega, con el descastado oponente, pero de frente y al estribo, en momentos cumbres.

     Y después de este preámbulo de caballerías toreras, la madurez y los conceptos del mejor hacer, se hizo presente en la fuerza intensa de Víctor Puerto. Ya caminaba la tarde con sabor a triunfo, y en una manifestación del presidente del festival, decía “la primera oreja por venir desinteresadamente, la segunda, para no hurtársela al público en su petición, y el rabo, como colofón al triunfo”.

     Así estábamos viviendo la fuerza apasionante de Salvador Cortés, poderoso torero con lentitud pausada en el trazo, para a continuación, llegar los susurros marismeños, en la expresión desgarrada y apasionada, del sanluqueño Antonio José Blanco que se prendaba en su sentimiento, recogiendo aquellas palomas que volaron al viento, en los cielos de Bajo Guía.
     Y llegaba el momento cumbre de la tarde, donde el joven Manuel Jesús Pérez Mota, hacía gozar de felicidad a los tendidos y aquellos susurros ya invocados, ahora si se hicieron clamores de entusiasmo, en los comportamientos esperanzadores del de Cuadri.

     Pero toda buena mesa, necesita el mejor postre, como ocurre en Los Arcos II, que después de la mejor comida, Pablo nos ofrece el postre singular de su “Vuelta al ruedo”. En la tarde que nos tocaba vivir, la mesa había sido exquisita de placeres taurinos, y nos tocaba saborear el mejor postre, y no era otro, que la tauromaquia exquisita del joven Miguel Ángel Delgado.

    Y esto fue todo, y perdona Irene, nuestra intención de hacer feliz a todos, hoy no tocaba juzgar con dureza, era el momento de acordarnos de los que merecen nuestro reconocimiento, y de verdad, que todos fueron acreedores de nuestro reconocimiento, sin olvidar a los beneficiarios del festival, Asociación Discapacitados de Trigueros DIMIC, Asociación de Familiares de Enfermos de Alzeimer AFA y Hermandad Nuestra Señora del Carmen.
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TRIGUEROS 25 de Octubre 2008 Festival Taurino     1/2  Plaza
    Dos utreros, lidiados en primer lugar, del hierro de los Hijos de Celestino Cuadri, de muy buen juego y otro de Lagunajanda, en tercer lugar, encastado y bravo. Dos erales, lidiados en segundo lugar, del hierro de Manuel Ángel Millares de buen juego, y otro de  Santa Teresa, deslucido.

    Sandra Moscoso, pinchazo y delantera (dos orejas); y, tres pinchazos, media y dos descabellos (oreja).

    Conchi Ríos, tres pinchazos y entera (oreja); y, pinchazo y media (dos orejas).

SUSURROS Y CARICIAS

    Se estaban fraguando momentos de gran ilusión, cuando la mirada de los aficionados, se entregaban a vivir un fuerte impacto de magia y sentimiento. Era el paseíllo, el camino a que se cumplieran ilusiones larvadas en la intimidad del alma apasionada de dos jóvenes toreras, con toda la carga de su razón y con el destino de encontrarse con la gloria, sin que faltara en el viaje, la solidaridad altruista de torear para los más desvalidos de la sociedad triguereña.

    Quizás, cuando se abría de capote Sandra Moscoso ante el de Cuadri, empezaron a cumplirse los sueños de la joven jerezana, que transportaba con seguridad, una tauromaquia muy segura y poderosa, a unos tendidos que se entusiasmaban sin dejar nada para mejor momento. Fue la faena por el pitón derecho, reunida y aguantando firme, el temperamento de su oponente, al que sometió con una fuerte seguridad de recursos sin dudas de ningún tipo. Y si así fue, abriendo plaza, con el magnífico de Lagunajanda, supo imponerse a la casta y bravura, con singular expresión, todo lo que  lleva dentro esta muy cuajada torera.

    Impresionante de estética, muy exquisita en sus maneras, codilleando como recurso de una tauromaquia de sentimiento, y una vez relajada con el de Millares, la jovencísima Conchi Ríos, expresaba los susurros del toreo y las caricias del mejor arte.

    Llegaba como una perfecta desconocida, aunque en su haber, habría que recordar el grandioso triunfo conseguido en Villanueva del Rosario el día tres de octubre, y son la fuerza que impone tanta singularidad y una tauromaquia de gran lujo.

    Su destino, solo lo sabe Dios, pero lo que propone, es una situación de embeleso y ritmo, creando tantos escalofríos, que solo los artistas sin afectación, son capaces de llevar bajo su dimensión del gran torera. Hay defectos que corregir, se trata de una becerrista, pero no por esto, deja de ser una fuerte personalidad del toreo eterno. Sentir, es vivir, y vivir es morir, y el toreo en esa dimensión de gloria infinita, es donde los susurros del toreo, son las caricias del mejor arte.

    Cipriano Díaz     Trigueros 25-10-08