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TITULARES DE PRENSA

ABC
“LA Emoción de la Casta “ (Andres Amorós) 

EL MUNDO:
“Inmenso Fandillo, gigantescos Cuadri ” (Zabala de la Serna) 

MARCA
“Cuadri y Fandiño, la verdad de la Fiesta"  (Carlos Ilían)

AGENCIA COLPISA
“Clase y corazón de Fandiño ante dos toros Bravos” (Barquerito) 

MUNDOTORO.COM
“Cabal Corrida en el circo ”   (CRV)

DIARIO DE MADRID
San Isidro: Fandiño y los 'cuadri' vuelven a convencer a la cátedra venteña

 
MARCA.COM - Toros
CUADRI Y FANDIÑO, LA VERDAD DE LA FIESTA
DURA E IMPORTANTE CORRIDA Y LECCIÓN DEL TOREO CABAL
Toros: CELESTINO CUADRI, de soberbia presentación y juego desigual, aunque encastado y de entrega en varas.
Carlos Ilían  02-06-11     

Toreros

EL FUNDI: de verde botella y oro. Pinchazo y media estocada (silencio). Bajonazo y descabello (silencio).

IVÁN FANDIÑO: de lila y oro. Estocada. un aviso (vuelta). estocada trasera (una oreja).

ALBERTO AGUILAR: de nazareno y oro. Estocada corta (ovación). Seis pinchazos y descabello. Un aviso (silencio).


     Por fin, ¡por fin una corrida a tono con Madrid!. Y tenía que ser Cuadri quien viniera a poner ordene y a devolver la seriedad a la primera plaza del mundo después del atropello de veterinarios y autoridad que han permitido el desmán de traer a esta primera plaza del mundo una letanía de moruchadas de infame presentación.

    Y junto a Cuadri un torero de los píes a la cabeza llamado Iván Fandiño quien ha dado una lección del toreo eterno, sin trampa no cartón, sin mentirosas posturitas ni ventajas a la hora de ligarlos muletazos. Fandiño y Cuadri han dado una tarde final de San Isidro que, de alguna manera, nos quita ese amargo sabor del último tramo de esta feria. Se juntaron la casta, a veces indomable y desbordante, de los toros y el valor, la torería y el temple personal de un torero vasco que pide a gritos un sitio entre los elegidos.

    Viendo ayer como tragaba Fandiño en las arrancadas de su primer toro, hasta que consigue meterlo en el engaño por el pitón izquierdo, en unos naturales cuajados, profundos y ligados, le vuelve a uno la imagen del toreo que entendemos, el que aprendimos a ver de los maestros de otro tiempo. Una faena maciza, de torero. Casi nada. Y ante el gran quinto toro, de nombre Podador, se fajó con el capote y tuvo las gallardía de dejar ver el toro de largo, con todo lo que ello conlleva de desventaja para el torero, que cede el protagonismo a su enemigo. Una faena con altibajos pero muy sincera, muy de verdad y que remató de un espadazo trasero pero arriba. Una oreja de ley. La tercera de Fandiño este año en Madrid.

    Por supuesto que la durísima corrida de Cuadri no era digerible para toreros que no acumulen técnica y experiencia. el caso de Alberto Aguilar lo confirma. el muchacho anduvo a la deriva su primero y quiso `pero no pudo sacar nada en limpio del sexto que desarrolló mucho sentido. En el caso de El Fundi, un legionario del toreo curtido en mil batallas frente a las corridas más duras, hay que comprender con respeto a una trayectoria ejemplar, que se llega a un momento en la vida donde ya no responden a la vez el ánimo y las fuerzas mentales y físicas. Salió paso como pudo ante una mole que salió en primer lugar y no se decidió a tragar las embestidas por el pitón izquierdo del cuarto. La gente guardó sendos y respetuosos silencios.
 
DIARIO DE MADRID
SAN ISIDRO: FANDIÑO Y LOS 'CUADRI' VUELVEN A CONVENCER A LA CÁTEDRA VENTEÑA
03-06-2011 - Emilio Martínez         
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Foto: Javier Arroyo
    La Fiesta recuperó todo su sentido en la despedida isidril. Porque hubo un encierro de inmejorable trapío y lustre: toros de Cuadri, listos y encastados. Con los que volvió a sacar un notable alto Iván Fandiño, valeroso y artista, látigo y caricia con percal y pañosa y un cañón con la tizona. Ante peores lotes, Aguilar lo intentó valientemente y Fundi no se complicó.

    Toros de CUADRI, de impresionante trapío general, encastados y con sentido; 1º y 4º peligrosos, y 5º bravo. EL FUND: silencio; pitos. IVÁN FANDIÑO: vuelta tras aviso; oreja. ALBERTO AGUILAR: palmas, silencio tras aviso. Plaza de Las Ventas, 2 de junio. 24ª y última de feria. Lleno.

    El santo patrón de Madrid nos tenía preparada para despedir el largo y sinuoso serial que lleva su nombre uno de los festejos de mayor interés e intensidad. ¿La razón? Muy sencilla: hubo toros y toreros o torero. Una vez más Fernando Cuadri envió un encierro muy igualado en su excelente presentación, con ejemplares hondos, cuajados y correosos, adornados con el cada vez más extraño milagro de la casta. Complicada, pero casta. Y ante ellos, se lució, nuevamente, como en sus dos anteriores comparecencias este año en la cátedra Iván Fandiño.

    Así, así se viene a Madrid como el vasco.,Ni un milímetro cedió de salida al exigente segundo, que sólo veía el capote que con templanza y tapándole cualquier otra opción le ofrecía el coletudo. Con la flámula, a base de firmeza y don de mando Fandiño le obligó a embestir por ambos pitones luciéndose en redondos y naturales hasta que el animal empezó a echar arriba la cabeza y a reservarse.

    Era el momento par aun estoconazo 'made in Fandiño', posiblemente el mejor de la feria junto a los de Manzanares. Pero el bicho tardó en doblar por lo que no afloraron los pañuelos necesarios para la oreja, aunque el espada dio una aclamadísima vuelta al ruedo en la que hizo algún gesto indicando que en el otro intentaría repetir faena.

    Series de auténtica emoción

    Y no sólo fue cierto, sino que a ese quinto, que se empleó bravamente en el caballo -y cel que puso un gran par Pedro Lara-, le saludó con bellas verónicas y dos barrocas media. Ya con la muleta, se lo llevó al platillo para alumbrar cortas, emocionantes y artísticas series en redondo de auténtica emoción por la viveza del animal, que pronto empezó a protestar y entregarse menos.

    Fandiño se echó el engaño a la izquierda, por donde su enemigo se orientó pronto, a pesar de lo cual se tragó dos tandas: vuelta a la derecha, cierre con adornos y atracón con el estoque, que esta vez no quedó ortodoxo. Pero la oreja fue justa y lanza aún más a este coletudo que aúna valor, técnica, oficio y clasicismo con los bureles de divisas complicadas. Sí, frente a esos ante los que no se atreven las figuras, figuritas o figurones. Ojo a este coletudo, mucho ojo.

    También lo intentó a tope Alberto Aguilar, pero el chico esta verde, muy verde para este tipo de bicornes encastados, que al no hacerle las cosas con la depurada técnica de Fandiño, le desbordaron y pudieron llevarle al hule, pues fue volteado y encampanado. Sobre todo el segundo, bravucón, que ante los desafueros lidiadores del madrileño, pronto se hizo el amo. Y bastante aguantó éste con mantener la dignidad con el muy complicado último.

    Menor entrega fue la del experto y héroe en tantas batallas Fundi, al que, además, le correspondió el lote de mayor peligro, tanto por su catadura como porque el de Fuenlabrada no se metió con ellos en demasía y con el que anduvo por acá y por acullá siempre aseado, pero sin dar la dimensión que tantas otras tardes ofreció.
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    ¡Olé por Cuadri! ¡Olé por la presentación! La mejor corrida en presentación. Y ¡olé por la casta! Y a partir de ahí, uno no tiene más remedio que contextualizar lo visto. La casta es exigente y no tiene por qué ser sinónimo de bravura. La casta, ya está dicho, es la combatividad.

    Combatividad a raudales en el caballo, especialmente en el tercero, bien picado por Juan Carlos Sánchez, quien lejos de vengarse por la caída, supo tener la vergüenza torera de picar   sensacional los dos restantes encuentros. Todo lo contrario que en el cuarto, asesinado en varas por el que la portaba y por el que lo consentía.

    Y casta, la de Iván Fandiño. Ambos, Cuadri y Fandiño, van a dar qué hablar. Ya están dando de qué hablar. Y en eso radica el éxito de ambos. Unos a favor, otros en contra. Y eso es lo que importa. Que hablen de uno, aunque sea bien. ¡Qué me van a decir a mí, con tanto descerebrado suelto!

    Iván Fandiño pudo cortar una oreja en el segundo y tan solo dio una vuelta ¿Por qué? Uno, porque a pesar del mérito que tuvo lo realizado a ese Cuadri, que vendió cara su vida y murió con la boca cerrada, cometió el grave error de tras una tanda con la izquierda parar la faena para irse a por el estoque ¡Justo cuando la gente estaba caliente! Y se enfrió. Y dos, porque ante un Cuadri hay un tipo de aficionado que se pone de parte del toro. Y porque el isidro no sabe valorar lo que allí está ocurriendo.

    Y cortó una oreja al quinto, que al decir de muchos era de dos. Por cierto, de dos ¿con quién delante...? (Este es el momento en el que empiezan a salir nombres de toreros de hace como mínimo 30 años... Y que tampoco hubieran cortado dos orejas a este toro, entre otros motivos porque este toro, con este volumen apenas existía hace treinte años)
Toro de dos. Faena de uno. Ya está la discusión servida. Para animar, ahí van algunas claves: los enganchones (con ese volumen es difícil templar); las arrancadas galopando (con esa capacidad es difícil dominar, dicen los expertos); sólo por el derecho (era el pitón por el que el toro se venía más franco); le ha podido el toro (la casta es difícil de manejar y Fandiño ha puesto entrega y disposición)

    O lo que es lo mismo. Queremos el toro encastado, exigente, que da espectáculo, que otorga emoción. Y exigimos una faena de hondo calado, derechazos perfectos, naturales de tronío, colocación impecable y remate atrás después de enroscarse con el animal. Por favor, quien así piense, que dedique unos minutos a analizarlo fríamente y probablemente llegará a la conclusión de que es harto difícil. Para ese tipo de toreo es necesario otro toro, cuya emoción la aporta el torero con su toreo... mientras el toro colabora. Un toro encastado también, pero colaborador.

    Por lo demás, El Fundi sencillamente no estuvo. Y Alberto Aguilar aguantó al pegajoso por codicioso tercero (así es la casta a veces, y para eso está una corrida como ésta de Cuadri, para recordarnos cuán compleja es la casta y cuán difícil es torear bonito cuando se hace presente)
El mismo Alberto Aguilar que aguantó los hachazos del sexto, áspero, que le midió en todo momento (y es que así es también la casta, la mala ¡claro!) que no le permitió mucho más.

    Así es la casta, insisto. Para bien y para mal. Y ahora unos se pondrán a favor del toro. Y otros del torero. Lo cierto es que nadie se aburrió. Porque hubo casta y en consecuencia emoción. Y es que así es también este espectáculo.

Fotografías: Javier Arroyo
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